«Ahora pasa que las tortugas son grandes admiradoras de la velocidad, como es natural. Las esperanzas lo saben, y no se preocupan. Los famas lo saben, y se burlan. Los cronopios lo saben, y cada vez que encuentran una tortuga, sacan la caja de tizas de colores y sobre la redonda pizarra de la tortuga dibujan una golondrina.» Historias de Cronopios y de Famas (1962), Julio Cortázar
Si esto fuera un libro de texto o un examen tradicional seguramente antes de este fragmento de Cortázar hubiéramos leído:
«Lee y contesta a las preguntas»
Y las preguntas serían de este estilo: ¿Quiénes admiran la velocidad?, ¿quiénes lo saben y se burlan?, ¿quiénes dibujan sobre la tortuga?, ¿qué dibujan?
Todos podríamos contestar a estas preguntas aun sin entender el contenido del texto. Como profesores nos ha podido pasar incluso con alumnos extranjeros. Saben responder la parte de comprensión lectora aunque no conozcan bien nuestro idioma.
Demos un paso más. ¿Qué pasaría si planteáramos ahora qué puede significar el dibujo de una golondrina en la pizarra de la tortuga? ¿Cuántos de nuestros alumnos podrían interpretarlo? El número se reduciría porque habríamos entrado en otro nivel del pensamiento y del entendimiento.

Eso mismo, pero con mucha más profundidad y base científica, se plantea Isabel Solé en sus ponencias sobre lectura, comprensión y aprendizaje. Distingue cuatro niveles cognitivos en la comprensión de un texto:
- Ejecutivo: implica conocer el código, saber entender las palabras, las frases, etc.
- Funcional: usamos la lectura en la comunicación interpersonal habitual.
- Instrumental: usamos la lectura para acceder a la información, es decir, leemos para aprender. Este nivel es importante, pero nos deja imcompletos. Nos falta un paso más.
- Epistémico: medio para transformar el propio conocimiento, para pensar. Conlleva una lectura crítica. Esta fase es la más difícil de conseguir y, al mismo tiempo, la que más aprendizaje supone.
Todas las fases son necesarias. Si no entendemos el código, ni siquiera podremos acceder al nivel ejecutivo, por ejemplo. Pero no sirve de nada quedarse ahí, en reproducir lo escrito. Si queremos transformar la lectura en conocimiento tenemos que elaborar la información extraída, relacionarla, estructurarla, metabolizarla. Y para llegar a eso antes debemos conseguir que los lectores sepan por qué leen, que le encuentren sentido.
- ¿Por qué leen?: para elaborar una infografía, para preparar una postura determinada en un debate, para profundizar en un tema, para contestar unas preguntas….
- Encontrar sentido: se relaciona directamente con la motivación y es necesario para ir más allá del nivel ejecutivo, de la reproducción del texto. Si el lector tiene interés por la finalidad de la lectura, podrá alcanzar el nivel epistémico.
Con permiso de Isabel Solé, voy a enlazar su teoría sobre los diferentes niveles cognitivos en la comprensión de un texto con la taxonomía de Bloom (ahora que parece estar un poco denostada).
Benjamin Bloom fue un psicólogo y pedagogo norteamericano que reflejó en su taxonomía los diferentes niveles de complejidad del aprendizaje. No todas las acciones relacionadas con el conocimiento tienen el mismo grado de dificultad. Así, los niveles que aparecen en la parte baja de la taxonomía son más sencillas que las que hay desde la mitad hasta la cúspide.
Si observamos con detenimiento, es fácil encontrar una asociación entre los niveles cognitivos de la comprensión de un texto y los niveles de complejidad de la taxonomía de Bloom.
¿Dónde nos lleva todo esto? A la LOMLOE y a la aplicación de las competencias. Leer se ha convertido en una herramienta imprescindible en todas las materias. El alumnado debe aprender a leer, es decir, debe llegar hasta el nivel epistémico para poder hacer suya la información, transformarla y crear algo nuevo. Para llegar a crear (cúspide de la taxonomía de Bloom), antes habrá tenido que pasar tanto por los niveles inferiores de la teoría de Isabel Solé como por los de la taxonomía.
Las diferentes fases son necesarias. Lo importante es no quedarnos ni en el nivel ejecutivo (Isabel Solé) ni en las acciones relacionadas con recordar y comprender (Bloom). ¿Cómo conseguirlo? Ofreciendo una variedad de tareas de lectura, con textos de diferentes tipologías y formatos, que fomenten la lectura comprensiva, crítica y epistémica. Al mismo tiempo podremos ofrecer situaciones de aprendizaje que conlleven ejercicios (relacionados con el primer nivel de Bloom), actividades (vamos escalando por la taxonomía) y tareas (llegamos a la evaluación y a la creación).
Una ampliación de la teoría de Isabel Solé:


Si nos fijamos, muchos conceptos coinciden con el subbloque 2.5 de saberes básicos de Valencià: Llengua i Literatura y Lengua Castellana y Literatura:

Aunque Isabel Solé lleva tiempo promulgando estas nociones, su planteamiento es de máxima actualidad.
En próximas entradas plantearemos ejemplos prácticos con la intención de que podáis aprovecharlos.
Por si a alguien le interesa, os dejo la ponencia que Isabel Solé dio en #Getxolinguae17.